Ahora que ya estamos totalmente volcados en la vorágine del nuevo curso.
Ahora que impepinablemente se quieren sacar a la calle las botas adquiridas al final de la pasada temporada y que la crema protectora se ha terminado...
Me decido a enseñaros esta entrañable, divertida y muy veraniega fiesta infantil.
Todo empezó cuando alguien que levanta poco más de medio metro del suelo, me dijo que le gustaría que hiciéramos una fiesta con "globos amarillo-yellow".
Fue suficiente esa mecha para poner en marcha toda la maquinaria que consiguió que 18 peques disfrutaran de una tarde de sorpresas, buen tiempo y aire libre.
La dificultad añadida, estuvo en la improvisada temática del denominado amarillo-yellow, que fue telón de fondo en todas las versiones que dio de sí en la celebración.
En servilletas, manteles y vasos. Guirnaldas, globos, molinillos de viento y cintas. Pajitas y espantasuegras; y como no galletas, cupcakes y tartas.
Para los mayores: empanada de bacalao y pasas; salmorejo o porra antequerana ( como apostilla mi tía) y unos cruasanes de atún con gambas y mahonesa.
Para el final de la ingesta, me decanté por unos cupcakes decorados como no, con nata avainillada de intenso amarillo.
Para los verdaderos protagonistas de la tarde, sobre una mesa bien ajustada a su altura, rodaron los gusanitos, risquetos, moskis, patatas y pelotazos. Los sempiternos triangulitos de sandwiches mixtos y la madre de todas la fiestas que se precien: pan de molde con Nocilla.
Para redondear la merienda, una gran tarta de chuches, y unas galletas con dedicatoria para todos.
Hubo piñata; y aunque Carla, Martina, las Lucías y el resto de féminas se afanaran, los que se llevaron el gato al agua y los bolsillos llenos fueron los chicos.
Y mientras hubo quién optó por desmarcarse y empezar a tirar de sus propias galletas. Lo malo es que Samuel se comió su rima muy pronto....
También hubo piscina. Cuando entraban Bruno, Mateo y Darío, algunos no tan grandes,como Santiago y Luis copiaban movimientos y gestas. Las chicas se desmarcaban y Eloísa, la benjamina a su rollo que para éso "ella lo vale".
Y por supuesto "lo desmarcados" con los carrillos llenos.
Así Pablo dio buena cuenta ( y creo que también Mauro), de los madalenas de colores, ahora que nadie las hace mucho caso..
Y expectación total antes de la explosión del cohete. Sofía I, Martina y Elisa, bien lejos por si acaso. Sofía II que a nada le teme,esta vez sí buscó cobijo materno.
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En breve nos acompañará el otoño. También con su luz, algo más tenue, pero con paso susurrante y pausado. Es entonces cuando de nuevo volveremos al verano y sus recuerdos.
Que septiembre os sea bonito y cuesta abajo.
L.P.S.
